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Lo perdieron todo. El agua que bajó alcanzó alrededor de un metro y 50 centímetros de altura.

  • multimediosnoticia
  • 26 jul 2021
  • 2 Min. de lectura

Julio del 2021.


"Mi niño, el chiquito, ya se me andaba ahogando. Ya no tenemos nada, mejor quisiera morirme. ¿Con qué voy a arropar a mis niños?”


El agua que bajó desde el Bosque La Primavera tras las lluvias del sábado y el domingo.


Decenas de habitantes de la colonia Miramar sacaban el agua de sus fincas y retiraba con palas el lodo de sus entradas, intentado rescatar lo poco que se podía

Sobre el agua, en medio del lodo, flotaban las cebollas y los chiles que Paulina había comprado con esfuerzo para hacerles de comer chiles rellenos a sus cuatro hijos.

También flotaban la tele, algunos trastes, ropa, zapatos y la desventura, echaron a perder la cama, el refrigerador, los pocos muebles, la licuadora, y todo lo que el arrastre encontró a su paso.



La primera inundación ocurrió la tarde del sábado, estaban comiendo cuando el agua y el lodo provenientes del arroyo “El Seco”, que desbordó esa tarde por el escurrimiento del agua del bosque.

La segunda inundación llegó la tarde del domingo por la acumulación del agua en el mismo arroyo, también ocasionada por el agua de la lluvia que no fue absorbida por la tierra del bosque.


Fue hasta este lunes que Paulina pudo ver los daños de su vivienda. Casi se desvanece cuando por fin logró abrir la puerta atestada de lodo y ramas. Gritó, lloró, y como pudo sacó fuerzas para comenzar a amontonar sus pertenencias echadas a perder por el arrastre del arroyo.


“Cuando se empezó a inundar nos salimos corriendo y ni tiempo tuvimos de agarrar algo. Ya no tenemos nada. Trabaja recolectando chatarra para dar de comer a sus hijos y colaborar con los gastos de la casa, donde también vivía su hermana con sus tres hijos.


Pero fueron justamente los niños, sus vecinos, quienes la ayudaron a ella y a sus hijos a sacar las cosas de la vivienda. Entre ellas salió un virgen y salió un cristo, a quienes Paulina les preguntaba con lágrimas en los ojos “¿Por qué me pasó esto a mí, a nosotros? ¿por qué si no soy una mala persona?”.


El agua ya había bajado su nivel, pero seguía llegándoles a las pantorrillas, dificultando su trabajo de salvar lo poco que les quedó.


El informador.




 
 
 

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